Newsletter 112 – 10.03.2021
La cereza es toda una historia de éxito. Chile descubrió el negocio: El cultivo y su exportación explotó en pocos años. Argentina, aunque en mucha menor medida, también es participe de esta evolución. El éxito está íntimamente ligado a China, donde esta fruta simboliza felicidad y éxito. Pero este año los participantes se enfrentaron a una pesadilla inesperada. Fake news hicieron desplomar el negocio, mostrando claramente cuáles son las amenazas de la sociedad moderna.
CHILE: Cereza, la niña bonita
En Chile la cereza es una historia de éxito. Como fue hace años el descubrimiento del arándano, ahora lo es él de la cereza. Las enormes posibilidades que se presente en China y los atractivos precios, llevaron a que la zona central de Chile se volcara a pleno al cultivo de la cereza. Esto es un gran desafío dado que es un cultivo complicado que requiere de la última tecnología y grandes inversiones. Pero las empresas chilenas asumieron este riesgo a tal punto que actualmente la cereza es la principal fruta exportada por Chile. Un 30% del valor de las exportaciones de fruta fresca de Chile es aportado por las cerezas. Le siguen en importancia las uvas con un aporte del 21-24% y las manzanas con un 12-14%.
El impulsor de este negocio es claramente China. Para los chinos la cereza simboliza la perfección, eternidad, fortuna y prosperidad. Es considerado un artículo de lujo que se regala en ocasiones especiales y que ha logrado conquistar a las clases media-alta y alta de ese país. Muy importante es el festejo de Año Nuevo, donde la cereza empieza a adquirir cada vez mayor importancia como adorno y regalo. Para que pueda cumplir con estas premisas es fundamental la calidad, el tamaño y la presentación. Chile logró avanzar en este mercado al esforzarse en enviar cerezas de gran tamaño, excelente calidad y cajitas atractivas. Las mejoras en la técnica de conservación hicieron posible el envío marítimo, el cual se utiliza en el 90% de los casos. Solo al principio de la campaña y en situaciones puntuales de escasez se opta por los envíos aéreos. En una década los volúmenes enviados a China se multiplicaron por 10. En la campaña que está por finalizar fueron 335.000 tons, representando el 95% de lo exportado por Chile.
Pero no todo es rosa en el mundo de la cereza y en China. La última campaña lo mostró con toda rudeza. La campaña se inicio en forma promisoria. Los pausados envíos iniciales, menor uso del avión por la pandemia y la recuperación de la economía china determinaron elevados precios iniciales. A partir de fines de diciembre los arribos se tornaron muy voluminosos, cayendo los precios por debajo de los años previos. La mayor oferta no preocupaba, dado que el festejo de Año Nuevo iba a ser más tarde, dando suficiente plazo para su comercialización. Pero a mediados de año una noticia cayó como una bomba. En los medios sociales circuló la noticia de que en un lote de cerezas importadas se había detectado Covid. Aunque este hecho nunca fue confirmado por fuentes oficiales, el rumor se difundió rápidamente provocando un total derrumbe del mercado. Las ventas y los precios cayeron a niveles mínimos. Esto se dio en plena campaña, cuando había miles de toneladas en el agua y en los mercados sin poder venderse, deteriorándose o malvendiéndose con las consiguientes enormes pérdidas económicas. La desesperación de todos fue más que claro. Inmediatamente el gobierno chileno junto con el sector tomó medidas. En coordinación con el gobierno chino lanzaron una fuerte campaña para desmentir el rumor y lanzar a la cereza como fruta sana y atractiva. Los medios masivos, así como edificios en las principales urbes se vistieron del rojo de la cereza. Lentamente se recuperó la confianza del consumidor y paulatinamente se recuperaron las ventas. A pesar de ese esfuerzo, los resultados de la segunda parte de la campaña china no fueron los mejores.
Los tropiezos en China mostraron claramente el riesgo de la dependencia de un solo mercado. Surge la pregunta que pasa en los restantes mercados. Hay una diferencia muy clara, en los otros destinos la cereza es una fruta sin atributos especiales, es una más del conjunto. Cuando las cerezas australes llegan a los mercados del norte tienen que competir con otras frutas como son las tropicales, subtropicales u otras de contraestación (berries, otros carozos). Incluso para las fiestas no lograron conquistar un lugar especial. Pocas cadenas las trabajan, tampoco hay muchas ofertas y promociones. Una parte importante se comercializa a través del sector Horeca o de especialistas, que son los canales más afectados por la pandemia. Por lo cual mientras que en China el comercio explotó, se mantuvieron o incluso se redujeron los envíos a los otros destinos. Esto último se vio principalmente en los EEUU, que previo al boom chino, fue el principal destino de las cerezas chilenas. Tampoco la última campaña mostró grandes cambios. A Norteamérica se enviaron 7.300 tons (2,1 % del total), a Latinoamérica 5.400 tons (1,5%) y Europa 4.400 tons (1,3 %). Dentro de Norteamérica la mayor parte va a los EEUU, en Latinoamérica a Brasil y Ecuador y en Europa a Inglaterra.
ARGENTINA: Renacimiento de la industria
Tradicionalmente el cultivo se concentraba en Mendoza, pero problemas climáticos, plantaciones viejas, variedades inadecuadas, bajos rendimientos hicieron decaer a dicha producción. El resurgimiento de la cereza en Chile, también contagió a Argentina, realizándose grandes cambios para hacer este cultivo nuevamente atractivo. Por un lado los cultivos se mudaron al sur. Actualmente dos tercios de la producción se ubican en Patagonia y un tercio en Mendoza. Las nuevas plantaciones se instalaron con la última tecnología y variedades demandadas por los mercados. Estos cambios se reflejan en las exportaciones que volvieron a crecer. De las 1.500 tons hace 6-7 años, a las 6.500 tons actuales. Comparado con Chile son volúmenes muy pequeños. Pero para Argentina en la cual el contexto para la fruticultura es menos favorable y la exportación de frutas está estancada, es un éxito y se espera poder continuar con el crecimiento.
También en caso de Argentina el mayor crecimiento de dio en los envíos a China, pero la dependencia con respecto a este destino es menor. Mientras que Chile envía el 95% de sus embarques a China, en Argentina es el 50%. Por lo cual tiene mayor diversificación de los destinos, aprovechando mercados en los cuales Chile se retiró (EEUU) ó está menos presente (Sur de Europa). En la última campaña se enviaron 1.800 tons a los EEUU (28% del total), 1.100 a Europa (17%) y 200 a Latinoamérica (5%).
CONCLUSIONES
Todo indica que el negocio de la cereza seguirá creciendo. Continuará siendo un cultivo caro, que requiere la última tecnología y con elevados riesgos. Pero por ahora China está dispuesta a pagar elevados precios, justificando la inversión. Pero los fake news que arruinaron parte de esta campaña son una alerta, ante las nuevas amenazas a las que se enfrenta el mundo frutícola.
Chile se mantendrá como gran líder, con una exportación en el 2020/21 de 350.000 tons. Los aportes de los otros países son por ahora acotados: Argentina con 6.500 tons, Australia con 5.000 tons, Nueva Zelanda con 3.200 tons y Sudáfrica con 150 tons. Estos países tienen cierta incidencia en los otros mercados y abastecen nichos (ej. orgánico ó los envíos más tardíos). Algunos países, como Perú, están estudiando las posibilidades, pero por ahora las exigencias agroclimáticas no permiten implantar los cultivos en otras regiones que las clásicas.