Newsletter 148 – 02.03.2023
A pesar de los desafíos, la campaña 2022/23 fue nuevamente exitosa, alcanzando algunos récords. Se logro avanzar y afianzarse en los mercados mundiales, aumentar la presencia en minoristas y conquistar a más consumidores. Chile finaliza con un nuevo récord de exportaciones, al alcanzar las 400.000 toneladas. En los otros países australes también hay entusiasmo por esta fruta, aunque sus exportaciones se mantienen relativamente acotadas. Entre todos, los envíos no alcanzan las 15.000 tons.
Pero la cereza es una fruta caprichosa. Su producción es complicada, siendo muy sensible a cambios climáticos. Cualquier alteración, sea de temperaturas, precipitaciones, vientos, etc., provocan grandes daños y pérdidas económicas. A esto se suma la logística que tiene que estar muy bien aceitada. Finalmente los mercados son complejos, siendo difícil predecir la evolución de las temporadas.
Chile
Los primeros pronósticos fueron alentadores gracias a un invierno que permitió una buena acumulación de horas de frío. Como inconveniente, se presentó por un lado que se venía de un año de gran producción, siendo una especie en la cual la alternancia se hace sentir. Pero la expansión de superficie compensó los menores rendimientos. Otra dificultad fue la necesidad de forzar un adelanto de toda la campaña. Para la cereza chilena hay un evento clave, que es el Año Nuevo Chino. La fecha de celebración varía según el ciclo lunar. Este año la misma fue una de las más tempranas. Para la comercialización de la cereza hay una antes y después del festejo. La demanda explota previo y durante la fiesta, dado que la cereza representa para los chinos perfección, eternidad, fortuna y prosperidad. Por lo cual la industria chilena trata de llegar con el mayor volumen posible antes de la fiesta. Post-festejo el interés y los precios caen abruptamente.
Este año el 85% de los embarques a China se realizaron antes del 15 de diciembre. Para lograr este récord hubo que hacer un manejo agronómico muy especial, el cual adelantara la maduración, con los altos riesgos que esto conlleva. Esto no fue fácil, pero se logró, a pesar que surgieron algunos imprevistos, como una mayor caída de frutos, lluvias y un paro de camiones en noviembre. Otro de los desafíos fue mejorar la logística, aspecto muy problemático durante la campaña previa. Pero gracias a un esfuerzo mancomunado de todos los involucrados, se logró acortar los tiempos de tránsito y arribar a los mercados con una mejor calidad de fruta, que en otros años.
La campaña finalizó con una exportación de 400.000 tons, superando así los récords de los dos años previos. Nuevamente fue China que recibió el mayor volumen (350.000 tons), pero se logró una mayor diversificación. Este año Chile se propuso avanzar en el mercado norteamericano, al cual envió un 50% más que en el 2021/22 y tres veces más que en el 2020/21. Gracias a un gran esfuerzo promocional se buscó que el comprador americano descubra la cereza austral y se vuelque a comprar y consumirla. También se realizaron mayores envíos a países del Lejano Oriente, que no sean China. Tal fue el caso de Taiwán, Corea, Tailandia, India y Vietnam.
Argentina
La campaña finaliza con una exportación cercana a los 4.750 tons. Esto es un -15% que en el 2021/22 y también menos que en el 2020/21 y 2019/20. La menor exportación se debe por un lado a problemas climáticos y por otro lado a la política argentina, que no apoya, ni ayuda a la exportación de frutas. Con respecto al clima, este se presentó muy complicado. Las diferentes regiones productoras registraron mermas debido a heladas y a granizos. Salvo excepciones, se cosechó menos que en el 2021/22. La exportación se desarrolló sin mayores pormenores. A igual que en años previos, hay una mayor diversificación de destino. China es el principal comprador, pero recibe un tercio de los embarques argentinos, mientras que en caso de Chile es el 85%. Le sigue en importancia EEUU, Europa y Medio Oriente. La participación de la exportación cayó, ante las dificultades que se enfrentan las empresas argentinas en tema exportación (elevados costos, logística compleja, falta de convenios comerciales, elevados aranceles). Una importante proporción de la cosecha se envió al mercado interno, el cual reaccionó en forma positiva, incrementándose el consumo de cerezas entre los argentinos.